La Unión Europea y los líderes chinos se están reuniendo en Beijing para conmemorar el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas, pero la cumbre está empañada por profundas tensiones comerciales y fricciones geopolíticas. Ambas partes están lidiando con temas como aranceles, controles de inversión y desacuerdos sobre Rusia y la política climática, con la guerra comercial de EE. UU. añadiendo mayor complejidad. Las expectativas de avances importantes son bajas, y la cumbre se ha reducido tanto en alcance como en duración. Aunque se espera una declaración conjunta sobre el cambio climático, la mayoría de los analistas ven el evento como un gesto simbólico en lugar de un punto de inflexión en las relaciones. La reunión destaca los desafíos de equilibrar la cooperación y la competencia entre dos de las economías más grandes del mundo.
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