Un importante estudio global ha encontrado que dar teléfonos inteligentes a los niños antes de los 13 años está fuertemente relacionado con peores resultados en la salud mental más adelante en la vida. Los investigadores encuestaron a casi 2 millones de personas en más de 160 países y descubrieron que la propiedad temprana de un teléfono inteligente aumenta el riesgo de problemas como pensamientos suicidas, agresividad, baja autoestima y luchas emocionales, especialmente entre las niñas. Los expertos advierten que la exposición temprana a los teléfonos inteligentes y las redes sociales puede interrumpir el desarrollo cerebral saludable y la regulación emocional. Los hallazgos han provocado llamados de científicos y educadores para retrasar el acceso a los teléfonos inteligentes e incluso prohibir los dispositivos en las escuelas para niños más pequeños. Se insta a los padres a reconsiderar cuándo y cómo introducen a sus hijos a los teléfonos inteligentes para proteger su bienestar mental a largo plazo.
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