China y la Unión Europea se están preparando para una cumbre de alto riesgo en Pekín, marcando 50 años de relaciones diplomáticas pero eclipsadas por las crecientes tensiones y fricciones comerciales. Las expectativas de avances son bajas, ya que ambas partes lidian con desacuerdos sobre políticas económicas, acceso a mercados y problemas geopolíticos más amplios. La cumbre, que ha sido acortada y trasladada a Pekín, refleja el estado tenso de las relaciones, con líderes europeos buscando afirmar la unidad y abordar lo que consideran prácticas comerciales chinas injustas. Mientras la UE también busca fortalecer lazos con Japón durante esta gira diplomática, el enfoque sigue siendo gestionar la relación cada vez más compleja con China. El resultado de la cumbre podría tener implicaciones significativas para el comercio global, la diplomacia e incluso sectores como los viajes y el turismo.
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