La guerra civil en curso en Sudán, que involucra a las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), ha escalado a una crisis humanitaria grave, en gran parte ignorada por la comunidad internacional. El conflicto, que comenzó hace 17 meses, ha resultado en la muerte de al menos 18,800 personas, según estimaciones de la ONU, aunque el número real es probablemente mucho más alto debido a la subnotificación. La guerra representa una continuación de la violencia en un país que ha experimentado intentos de intervención internacional previos para detener el genocidio. A pesar de las graves implicaciones para los derechos humanos y la estabilidad regional, la situación en Sudán no ha logrado captar una atención o acción global sostenida.
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